Mi abuelo Julio

La créme brûlée es igual
a la crema catalana,
las separan ligeros
matices sin importancia.

Dijo.

Lo mejor es cuando
cruje, continuó.
Cuando cruje.

Reímos en el sol de
la gran sala y rompimos
el caramelo tostado con
nuestras cucharas.

Recuerdo el anillo dorado
en su anular, la piel blanca.
Una mirada modesta.

Y su eterno retorno.

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