¿Qué haré conmigo?

¿Dónde meteré tanta boca?

¿Tanto ruido, las palabras
que expulso sin respiro,
como una tejedora nocturna?

Soy la estrella astillada,
esa punzada bajo la uña,
la llamada de la culebra.

Me esfuerzo por disimular.

Pero sigo reventada
de barcos blancos.

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