*

Me pongo dramática.

Inclino el cuello
hacia atrás con
una torsión
minúscula.

Un gesto de
cansancio.

Y aprieto la
mandíbula.

Con la fuerza
de cuarenta
cretinos.

¿Qué te pasa?

Preguntan.

¿Qué sucede?

Nada.

No sucede
nada.

Nada
de nada.

Devuelvo
mi cabeza
a su posición
erguida.

Y esbozo
cualquier cosa.

Una sonrisa,
tal vez.

O una mueca, más
probablemente.

¿Entonces?

Entonces
ya está bien.

Seré sincera.

Lo que pasa
es que hoy

todo es Dante.

¿Qué?

Hoy Todo Es Dante.

¿Dante?

Si.

¿Porqué?

Dios, si esto
no lo entiendes
mejor no preguntes.

A veces eres odiosa.

Si, es verdad.

De ahí mi
desmayo.

Por eso
Dante.

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