Sabes que es real.
Ese trigal que cruzo
bajo la peor nevada.
Hay grajos tenebrosos
que me vigilan.
También las espigas
se doblan dentro
de mi cráneo con
estruendo alucinante.
Y si estiro la mano
para empujarte,
sé que tu también
sientes el frío.
Así que no disimules,
no frunzas el ceño
ni finjas estar horrorizado
y dime de una vez
si sabes salir de aquí.
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