Algo más

Algunos patos tienen esas plumas verdes
que cuando les da la luz descubren un reflejo azulado.
No es gran cosa, pero hay un instante en que la visión
de ese color esquivo adquiere dimensiones oníricas.

Si estás de buen humor,
si quieres que así sea.
Claro.

Si no, sólo es otro pato más alcanzado
por el sol una tarde cualquiera, en un
parque ordinario de una capital de segunda.
Que nada distraído en medio de un estanque
con agua sucia y restos de hojas en descomposición.

Para ver ese color, el detalle de las plumas mágicas,
tienes que prestar atención y esperar que el azar
lo haga coincidir con la luz. Es una cuestión de fe.
O de paciencia. Es decir: hay que esforzarse.

Y querer algo más.

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