El cielo se mostró una sola vez.
Entonces vi que nuestra casa se hundía
y grité
pero eso fue después, tras horas de escombros.
Mientras acompañábamos un nuevo río,
arrastrados junto a latas de Red Bull,
una jarra de plástico, melocotones,
flores, un adoquín redondeado.
Lo de arriba tuvo la culpa.
Un cielo invertido y rencoroso
que aplastaba con su brutalidad azul.
Entonces caímos por fin
en un mar imposible
sin albatros ni esperanza.
Y nadamos arrugados,
haciendo burbujas con la boca.
Qué lastima. Qué pena.
El cielo se mostró una sola vez.
Cuando desperté
de lo que podía haber sido.
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